PSICODRAMA 2008
Un Espacio para la Experiencia... Un Tiempo para el Cambio....
viernes, 27 de noviembre de 2009
sábado, 13 de junio de 2009
DE LA CRONICA DE JESICA
Una vez mas se acerca el sàbado.Llego al encuentro de psicodrama con ese cosquilleo en la panza que me acompaña cada sábado. A pesar de estar transitando el 2 año, esa sensación parece ser una mezcla de ansiedad, miedo, nervios.
Esta clase, como la anterior no estabàmos solos, fernando y Federico habìan presenciado nuestra clase.
Al finalizar la primer parte donde hicimos una introducciòn al texto “Psicodrama, cuando y por que dramatizar”, comenzamos con el caldeamiento.
Registrar que cuerpo tenìamos, que nos pedia, caminar, estirarnos, bostezar, hacer móvil nuestro cuerpo.
Hasta aca era algo conocido, o por lo menos esperado.
Ahora teníamos que dejarnos sorprender por lo que venía, juegos dramáticos, escenas, ¿quien lo sabìa?, lo que sí sabía era que aquello que venia, me iba a permitir estar en contacto y conocer más a mi sombra, y eso me generaba mucha ansiedad.
Recorrimos el salón desde diferentes sentimientos (angustia, ansiedad, trsiteza, alegría, etc) aquellos que noostros eligieramos para trabajar y con los cuales pudieramos conectarnos.
Luego hicimos lo mismo pero contando algo que habíamos hecho ese día, sin dejar de conectarnos con esos sentimientos que nos habitaban en ese momento. Era medio dificil poder recorrer el salón y describir algo que nosotros habiamos hecho, en mi caso se me produjeron lagunas, y hasta el discruso no era el mismo.
Hicimos lo mismo, pero esta vez describiendo algo puntual del salón, memorizar lo que vemos y empezar a caminar. Esto resultó ser un poco mas fácil ya que no se estaba involucrando algo de nosotros.
Ese día habíamos incorporado una nueva técnica de trabajo “La calle imaginaria”.
Esta consiste en recorrer, despacio, de una punta a la otra el salón. Imaginar un lugar, queines estaban ahí, que hacian, imaginar cuales eran los colores, sus olores, los ruidos. Luego llegar a la otra punta y volver en silecnio recordando ese lugar.
Luego haciamos una segunda pasada, pero esta vez teniamos que describir cual era ese lugar, una vez que llegábamos al otro extremo, por algún motivo teníamos que volver y desde ahí empezabamos a desandar el camino interactuando con las personas que se encontraban en ese lugar. La música que nos acompañaba hasta ese moemnto era la caja musical, con lo cual hacía que esa escena fuera aún más intensa.
Terminada esta escena, Fede, Vale y yo retomamos ese lugar imaginario de cada uno, luego volvimos a recorrer ese salòn, ya no como espacio fisico en donde cada uno se refugiaba en ese lugar imaginario, si no como aula.
Es asi como disfrazado de peligro, hostilidad, miedo, fueron apareciendo nuestras sombras. Y es a partir de ahí donde surgen preguntas tales como Pero entonces, si en nuestro imaginario existe el peligro, el dolor, el miedo, la hostilidad, ¿el lugar imaginario existe? Si, pero solo en nuestro imaginario.
Esta clase, como la anterior no estabàmos solos, fernando y Federico habìan presenciado nuestra clase.
Al finalizar la primer parte donde hicimos una introducciòn al texto “Psicodrama, cuando y por que dramatizar”, comenzamos con el caldeamiento.
Registrar que cuerpo tenìamos, que nos pedia, caminar, estirarnos, bostezar, hacer móvil nuestro cuerpo.
Hasta aca era algo conocido, o por lo menos esperado.
Ahora teníamos que dejarnos sorprender por lo que venía, juegos dramáticos, escenas, ¿quien lo sabìa?, lo que sí sabía era que aquello que venia, me iba a permitir estar en contacto y conocer más a mi sombra, y eso me generaba mucha ansiedad.
Recorrimos el salón desde diferentes sentimientos (angustia, ansiedad, trsiteza, alegría, etc) aquellos que noostros eligieramos para trabajar y con los cuales pudieramos conectarnos.
Luego hicimos lo mismo pero contando algo que habíamos hecho ese día, sin dejar de conectarnos con esos sentimientos que nos habitaban en ese momento. Era medio dificil poder recorrer el salón y describir algo que nosotros habiamos hecho, en mi caso se me produjeron lagunas, y hasta el discruso no era el mismo.
Hicimos lo mismo, pero esta vez describiendo algo puntual del salón, memorizar lo que vemos y empezar a caminar. Esto resultó ser un poco mas fácil ya que no se estaba involucrando algo de nosotros.
Ese día habíamos incorporado una nueva técnica de trabajo “La calle imaginaria”.
Esta consiste en recorrer, despacio, de una punta a la otra el salón. Imaginar un lugar, queines estaban ahí, que hacian, imaginar cuales eran los colores, sus olores, los ruidos. Luego llegar a la otra punta y volver en silecnio recordando ese lugar.
Luego haciamos una segunda pasada, pero esta vez teniamos que describir cual era ese lugar, una vez que llegábamos al otro extremo, por algún motivo teníamos que volver y desde ahí empezabamos a desandar el camino interactuando con las personas que se encontraban en ese lugar. La música que nos acompañaba hasta ese moemnto era la caja musical, con lo cual hacía que esa escena fuera aún más intensa.
Terminada esta escena, Fede, Vale y yo retomamos ese lugar imaginario de cada uno, luego volvimos a recorrer ese salòn, ya no como espacio fisico en donde cada uno se refugiaba en ese lugar imaginario, si no como aula.
Es asi como disfrazado de peligro, hostilidad, miedo, fueron apareciendo nuestras sombras. Y es a partir de ahí donde surgen preguntas tales como Pero entonces, si en nuestro imaginario existe el peligro, el dolor, el miedo, la hostilidad, ¿el lugar imaginario existe? Si, pero solo en nuestro imaginario.
sábado, 4 de octubre de 2008
DE LA CRONICA DE LILIANA
El baile de las cañas
Surgió una consigna, jugar con las cañas y se inicia una danza donde los brazos se alargan a través de ellas, cargadas de energía produciendo efectos en nuestro organismo.
Todo se pone en acción, estiramientos, contracciones, flexiones, calor, que hacen emerger imágenes y sensaciones placenteras, otras de incomodidad, algunas de rigidez, de sostén, de apoyo o de bronca.
Danzamos en rítmica armonía, con movimientos en el cual se descubren corrientes de aire suave, que por momentos, con forma vigorosa van entrelazándose en sinfónica melodía.
Miré y me miraron ¿Qué despiertan las miradas con el contacto de cañas?
Surgió una consigna, jugar con las cañas y se inicia una danza donde los brazos se alargan a través de ellas, cargadas de energía produciendo efectos en nuestro organismo.
Todo se pone en acción, estiramientos, contracciones, flexiones, calor, que hacen emerger imágenes y sensaciones placenteras, otras de incomodidad, algunas de rigidez, de sostén, de apoyo o de bronca.
Danzamos en rítmica armonía, con movimientos en el cual se descubren corrientes de aire suave, que por momentos, con forma vigorosa van entrelazándose en sinfónica melodía.
Miré y me miraron ¿Qué despiertan las miradas con el contacto de cañas?
¿Qué se dice en ese encuentro silencioso? ¿A qué se juega?, ¿a evitar el contacto? , ¿a encontrar el punto débil?, ¿a atacar para defenderse?, se juega a liberar los pensamientos para poder sentir, sentir el cansancio del cúmulo de energía que sale se agolpa y se agota dentro de un aliento agitado.
En ese como sí, un telón fue abriéndose para dar lugar al surgimiento de imágenes, que hablaban de dominó, de defensa, de imposición, permitiendo descubrir lo oculto.
Siluetas bellas, armónicas y estéticas van creándose alrededor de un espacio compatido suspendido en el tiempo.
Y luego, los encuentros de los personajes provocaron lo inesperado, lo incierto, un interrogante, irrumpe una pregunta, un reclamo, como todo aquello de lo no resuelto que fuerza a repetir; un hilo conductor les va dando sentido.
Las cañas dan sentido, es un decir, ¡comprométete!, ¡que quieres de mí!, ¡ayúdame!, tengo miedo, ¡compréndeme!
Y así se va avanzando hacia lo más profundo de un tiempo circular, donde vuelven los fantasmas que atrapan, paralizan, asuntan y reclaman.
Se van entretejiéndose, en el laberinto de múltiples sensaciones y emociones, viejas sombras ocultas, guardadas, agazapadas que aparecer en el inesperado encuentro con el otro.
En ese como sí, un telón fue abriéndose para dar lugar al surgimiento de imágenes, que hablaban de dominó, de defensa, de imposición, permitiendo descubrir lo oculto.
Siluetas bellas, armónicas y estéticas van creándose alrededor de un espacio compatido suspendido en el tiempo.
Y luego, los encuentros de los personajes provocaron lo inesperado, lo incierto, un interrogante, irrumpe una pregunta, un reclamo, como todo aquello de lo no resuelto que fuerza a repetir; un hilo conductor les va dando sentido.
Las cañas dan sentido, es un decir, ¡comprométete!, ¡que quieres de mí!, ¡ayúdame!, tengo miedo, ¡compréndeme!
Y así se va avanzando hacia lo más profundo de un tiempo circular, donde vuelven los fantasmas que atrapan, paralizan, asuntan y reclaman.
Se van entretejiéndose, en el laberinto de múltiples sensaciones y emociones, viejas sombras ocultas, guardadas, agazapadas que aparecer en el inesperado encuentro con el otro.
sábado, 20 de septiembre de 2008
DE LA CRONICA DE JESICA
Miradas.
Que sentimos cuándo nos miran con desprecio, con temor, con vergüenza, con burla. Cuando esas miradas son tan intensas, tan profundas que casi no podemos escapar.
Tratamos de mantener esa mirada hasta el punto en que no podemos mantenerla más.
¿Qué nos despierta la mirada del otro, de ese otro que no conocemos?
Tal vez nos despierte ansiedad, a que ese otro descubra alguna verdad que hasta entonces pasaba a ser terreno de lo desconocido. Tal vez esa ansiedad sea el temor hacer el ridículo o a quedar expuesto.
Pensemos en las ansiedades que nos genera ésta mirada del otro.
Así empezó la clase.
Las escenas parecían no tener mucho compromiso. El caldeamiento iba a destiempo con la música que se escuchaba de fondo, que despertaba movimiento, y que proponía que los cuerpos pudieran desprenderse del suelo.
La primera escena tuvo como protagonistas a Paula y a Federico.
En ésta escena parecía que algo de la multiplicación dramática había quedado resonando. Por un lado, boliches, una noches, fiestas, drogas y alcohol, y por otro, un hermano que siente vergüenza por que su hermana es diferente a él.
De a poco los auxiliares de la escena fueron desapareciendo, hasta que Paula se encontró resistiendo la mirada de ése hermano que con tanta lástima y vergüenza la miraba.
Sucedió algo que hasta entonces nunca había pasado, que entre una escena y otra, se produjera un silencio casi interminable. Donde ninguno de nosotros quería pasar.
La coordinación, hasta entonces dirigida por Mauricio y Laura, paso a manos de Juan Carlos. En ese silencio, miramos al escenario imaginario que teníamos enfrente y desde allí pensábamos en una escena, en sus personajes, en lo que ocurría.
De esta forma fue como Valeria y yo propusimos la segunda escena. Un personaje que transmitía una profunda tristeza, y por el contrario otro personaje que emitía una alegría, por momentos invasiva, y hasta poco tolerante.
Como 2 polos opuestos, nos encontrábamos enfrentadas en ese espacio, mirándonos a los ojos, con los cuerpos encarnados en el personaje, y al mejor estilo de pan y queso nos íbamos acercando. Aca parecía que algo de la escena del sábado pasado había quedado resonando, donde nos invadía el amor, el odio, la felicidad, la tristeza, como estaciones del alma.
Había lapsos en los que la escena se tornaba monótona, aburrida, sin sentido. Hasta que un elemento externo, tan simple como una caña, logro marcar el espacio y el límite que la alegría transgredía.
Como cierre de la crónica abro una invitación a que podamos pensar cuál es ese elemento externo que nos ayuda a marcar el espacio y el límite que necesitamos poner cuando nos sentimos invadidos.
“Un cruce de miradas es la explosión de dos cosmos, aunque idénticos en apariencia, diferente en lo más profundo de su fondo.
La mirada es el Big Bang de donde todo empieza y nada acaba. El útero, el principio de todo amor o todo odio. El fin de la búsqueda de la verdad. La cuna del silencio que detalla sin palabras lo que somos, lo que hemos sido y lo, sin duda, seremos.”
Que sentimos cuándo nos miran con desprecio, con temor, con vergüenza, con burla. Cuando esas miradas son tan intensas, tan profundas que casi no podemos escapar.
Tratamos de mantener esa mirada hasta el punto en que no podemos mantenerla más.
¿Qué nos despierta la mirada del otro, de ese otro que no conocemos?
Tal vez nos despierte ansiedad, a que ese otro descubra alguna verdad que hasta entonces pasaba a ser terreno de lo desconocido. Tal vez esa ansiedad sea el temor hacer el ridículo o a quedar expuesto.
Pensemos en las ansiedades que nos genera ésta mirada del otro.
Así empezó la clase.
Las escenas parecían no tener mucho compromiso. El caldeamiento iba a destiempo con la música que se escuchaba de fondo, que despertaba movimiento, y que proponía que los cuerpos pudieran desprenderse del suelo.
La primera escena tuvo como protagonistas a Paula y a Federico.
En ésta escena parecía que algo de la multiplicación dramática había quedado resonando. Por un lado, boliches, una noches, fiestas, drogas y alcohol, y por otro, un hermano que siente vergüenza por que su hermana es diferente a él.
De a poco los auxiliares de la escena fueron desapareciendo, hasta que Paula se encontró resistiendo la mirada de ése hermano que con tanta lástima y vergüenza la miraba.
Sucedió algo que hasta entonces nunca había pasado, que entre una escena y otra, se produjera un silencio casi interminable. Donde ninguno de nosotros quería pasar.
La coordinación, hasta entonces dirigida por Mauricio y Laura, paso a manos de Juan Carlos. En ese silencio, miramos al escenario imaginario que teníamos enfrente y desde allí pensábamos en una escena, en sus personajes, en lo que ocurría.
De esta forma fue como Valeria y yo propusimos la segunda escena. Un personaje que transmitía una profunda tristeza, y por el contrario otro personaje que emitía una alegría, por momentos invasiva, y hasta poco tolerante.
Como 2 polos opuestos, nos encontrábamos enfrentadas en ese espacio, mirándonos a los ojos, con los cuerpos encarnados en el personaje, y al mejor estilo de pan y queso nos íbamos acercando. Aca parecía que algo de la escena del sábado pasado había quedado resonando, donde nos invadía el amor, el odio, la felicidad, la tristeza, como estaciones del alma.
Había lapsos en los que la escena se tornaba monótona, aburrida, sin sentido. Hasta que un elemento externo, tan simple como una caña, logro marcar el espacio y el límite que la alegría transgredía.
Como cierre de la crónica abro una invitación a que podamos pensar cuál es ese elemento externo que nos ayuda a marcar el espacio y el límite que necesitamos poner cuando nos sentimos invadidos.
“Un cruce de miradas es la explosión de dos cosmos, aunque idénticos en apariencia, diferente en lo más profundo de su fondo.
La mirada es el Big Bang de donde todo empieza y nada acaba. El útero, el principio de todo amor o todo odio. El fin de la búsqueda de la verdad. La cuna del silencio que detalla sin palabras lo que somos, lo que hemos sido y lo, sin duda, seremos.”
Rubén Martín Díaz.
“Reflexiones sobre las miradas”
sábado, 6 de septiembre de 2008
sábado, 23 de agosto de 2008
DE LA CRONICA DE DANIELA
"¿Cómo, ya se terminó la clase? preguntó alguien del grupo luego de haber experimentado una atmosfera de ensoñación conjunta, estando sumerjidos en una suerte de trance hipnótico, que se correspondió con las tres horas que duró el encuentro.
Comenzamos y terminamos refiriéndonos al tiempo... preguntándonos por el tiempo... ¿qué tiempo?.....¿el tiempo cronológico?... ¿el tiempo subjetivo?... ¿el tiempo robado?... somos tiempo, pero ¿será que acaso podremos controlarlo?.. ¿o nos será arrebatado de las manos?... ¿qué hacemos con el tiempo?... Reflexiones, interrogantes, enunciados sin respuestas aún...
Enunciados como la tan trillada frase "una mirada vale mas que mil palabras". Y así comenzó la clase: con un juego de miradas en el que uno debía seguir el dedo de su compañero sólo con los ojos... sin mover ni otra mínima parte de su cuerpo.... Díficil disociación, pero que abre un universo de fascinantes e inesperadas expresiones en cada uno de los rostros cuyos ojos bailan de un lado a otro a un compás marcado por el poder de quien guía y de quien puede disfrutar de este espectáculo.
Luego ese guiar podía ir acompañado del movimiento del cuerpo entero del portador de esos ojos sin perder la distancia entre el dedo orientador y su cara. Sensaciones diversas me atraviesan durante el juego: poder, dominación, ayuda... quizás algo de tensión al guiar y por otro lado, entrega, confianza... placer al ser guiada.
Después de experimentar distintas formas, distancias y posturas para observar el objeto silla, se pide que alguien conforme una figura en ella y que luego otro la complemente de diversas maneras. Es increíble cuántas interpretaciones, cuántos significados pueden otorgársele a una misma figura según como se la complete.
Es increíble la fuerza, el sentimiento, la carga emocional que tienen la mayoría de ellas. Siendo parte de la figura encuentro la compañía, al otro semejante, apoyo, contención. La música de piano, que no podía haber sido mejor elegida, atraviesa las figuras generando un clima profundo en cada una de ellas y sugiriendo a nuestros cuerpos a seguirla.
Finalmente, de las infinitas y diversas escenas que podrían haber surgido del momento anterior, sólo tres son jugadas.
Bien... hora de agregarle lo característico de los humanos... hora de agregarle las palabras, pero.... ¿qué sucede?... ¡sobran!
A través del habla se intenta crear una historia, seguir una lógica que no se corresponde con lo que pasa en el aquí y ahora. La palabra inmoviliza al cuerpo, le impide que siga expresando como lo hacía. Se pierden esas miradas tan ricas, esos silencios que lo decían todo. Queda la escena enredada en un discurso de un tiempo que no existe, pasando por alto lo que sí sucede en el tiempo real.
La palabra estorba... ¿y qué pasa con el tiempo?... ¿el tiempo?....¿cómo?... ¿ya se terminó la clase?
lunes, 21 de julio de 2008
JORNADA DE MULTIPLICACION DRAMATICA
Encuentro de los 3 niveles del Seminario de Formación en psicodrama.
Trabajaremos a partir de los laberintos y su posterior multiplicación.
Posteriormente al encuentro iremos al teatro y a compartir.
sábado 09 de Agosto
de 14.30 a 18.30 hs
de 14.30 a 18.30 hs
“ENTRE LABERINTOS Y MINOTAUROS”
(andando y desandando los caminos de nuestra mente/cuerpo)
(andando y desandando los caminos de nuestra mente/cuerpo)
sábado, 19 de julio de 2008
DE LA CRONICA DE FEDERICO
Después de haber visto los trabajos del resto de mis compañeros, previo a ir al encuentro donde me tocaba a mí, trataba de repasar mi escena, donde si bien en el momento no pude visualizar una persona, ver las escenas de los demás me fue acercando a la mía, por resonancias, identificaciones y multiplicación. Después de eso, solo podía pensar en una persona, una persona que ya no ésta, pero anhelaría encontrarme, una persona que marco mi vida.... Así como ahora me esta costando tanto escribir estas palabras, creí que no era lo indicado trabajarlo en el grupo, no porque no confié en ustedes, sino porque es un grupo principalmente de estudios. De todas maneras, sin ir directamente a ese encuentro particular, se fue dando una escena donde estaba presente esa escena, porque es algo que esta presente en mí, en definitiva no podemos ocultar lo que nos pasa, y demuestra como las cosas están ahí, las queramos ver o no, nos siguen, porque están en nuestro mente, cuerpo y alma...
Me costo, me resistí, me cuesta, lo intento...
Relojes aparecieron en la escena, en la que costaba mantener el “tiempo”, proyectando un futuro, un tiempo donde todo se veia mejor, más tranquilo... surgió investigar acerca de dos tiempos distintos, el tiempo de “Chronos” y “Kayros”, “Chronos es el tiempo del reloj, el tiempo que se mide. Kayros, “el momento justo”, no es el tiempo cuantitativo sino el tiempo cualitativo de la ocasión, la experiencia del momento oportuno. Los pitagóricos lo llamaban la Oportunidad. Todos experimentamos en nuestras vidas la sensación de que llegó el momento adecuado para hacer algo, que estamos maduros, que podemos tomar una decisión determinada... Kayros en general, es un "Momento de claridad" y, en el espacio temporal, es el momentum de la epifanía (según la etimología 'momento milagroso') y de la iluminación; el momento literario de la introspección, y el momento cinematográfico de los instantes antes de la muerte donde "todo pasa", como una película, ante los propios ojos”
Aprender de los tiempos, con el tiempo, tendría que ayudarnos a disfrutarlos más, el tiempo es único, y hay tiempos para aquí y allá, a veces con el ritmo acelerado de la vida cotidiana cuesta pensar en presente, y pensamos, o al menos yo pienso, que mañana todo va a estar mejor, no es que ahora sea malo, sino que puede estar mejor, es algo que me esfuerzo en cambiar, en tratar de pensar en carpe diem, “aprovecha el día, no lo malgastes”, “no dejar para mañana lo que se puede hacer hoy”, a veces en el pensar en lo construido en el mañana, me olvido de lo lindo que es construir, de lo rico en lo simple y, de lo sabroso en lo sencillo, de esas cosas que dejamos pasar sin darle importancia, pero que forman parte de lo que somos, de lo que nos hace, y de lo que disfrutamos. Creería buscar la felicidad en la completud, una completud que no existe, o mejor dicho, sí existe, pero no como tal idealizada, sin darme cuenta que soy feliz, con los altos y bajos de la vida, con los buenos “tiempos” y los “malos”, con personas que estuvieron, y que ya no están como me gustarían que estén, siguiendo escribiendo... creo que gran parte de mi problema con los tiempos, es el miedo a la muerte, el miedo a que pase “el” tiempo... o se pase “del” tiempo, por este es por el gran amor a la vida...
Me costo, me resistí, me cuesta, lo intento...
Relojes aparecieron en la escena, en la que costaba mantener el “tiempo”, proyectando un futuro, un tiempo donde todo se veia mejor, más tranquilo... surgió investigar acerca de dos tiempos distintos, el tiempo de “Chronos” y “Kayros”, “Chronos es el tiempo del reloj, el tiempo que se mide. Kayros, “el momento justo”, no es el tiempo cuantitativo sino el tiempo cualitativo de la ocasión, la experiencia del momento oportuno. Los pitagóricos lo llamaban la Oportunidad. Todos experimentamos en nuestras vidas la sensación de que llegó el momento adecuado para hacer algo, que estamos maduros, que podemos tomar una decisión determinada... Kayros en general, es un "Momento de claridad" y, en el espacio temporal, es el momentum de la epifanía (según la etimología 'momento milagroso') y de la iluminación; el momento literario de la introspección, y el momento cinematográfico de los instantes antes de la muerte donde "todo pasa", como una película, ante los propios ojos”
Aprender de los tiempos, con el tiempo, tendría que ayudarnos a disfrutarlos más, el tiempo es único, y hay tiempos para aquí y allá, a veces con el ritmo acelerado de la vida cotidiana cuesta pensar en presente, y pensamos, o al menos yo pienso, que mañana todo va a estar mejor, no es que ahora sea malo, sino que puede estar mejor, es algo que me esfuerzo en cambiar, en tratar de pensar en carpe diem, “aprovecha el día, no lo malgastes”, “no dejar para mañana lo que se puede hacer hoy”, a veces en el pensar en lo construido en el mañana, me olvido de lo lindo que es construir, de lo rico en lo simple y, de lo sabroso en lo sencillo, de esas cosas que dejamos pasar sin darle importancia, pero que forman parte de lo que somos, de lo que nos hace, y de lo que disfrutamos. Creería buscar la felicidad en la completud, una completud que no existe, o mejor dicho, sí existe, pero no como tal idealizada, sin darme cuenta que soy feliz, con los altos y bajos de la vida, con los buenos “tiempos” y los “malos”, con personas que estuvieron, y que ya no están como me gustarían que estén, siguiendo escribiendo... creo que gran parte de mi problema con los tiempos, es el miedo a la muerte, el miedo a que pase “el” tiempo... o se pase “del” tiempo, por este es por el gran amor a la vida...
sábado, 5 de julio de 2008
DE LA CRONICA DE JESICA
Como cada sábado la clase comienza con revivir las escenas pasadas a partir de una crónica. No era casual, o si, que en varios encuentros se tocaran temas como el encuentro y el desencuentro, de amigas que estaban y se iban, de padres presentes y a la vez ausentes... Creo que no es en vano recordar frases como ¿estás ahi?... que tanto resuena en cada una de las escenas que fueron pasando.
El Caldeamiento se sumó a este encuentro. Reconocer nuestros apoyos, el espacio que recorremos, tpmar conciencia de lo que cuerpo nos pide. Luego cerrar los ojos y encontrarnos con un otro que nos da la espalda. Aprender a comunicarnos con ese alguien que tanto interés despierta en el grupo, desde el contacto con el cuerpo, guardando en la memoria cada registro. Después enfrentarnos, mirarnos, percibir la presencia del otro, observar cada movimiento y copiarlos, como si nos estuvieramos reflejando en nuestro propio espejo... pero en este caso, el espejo era cada movimiento y mirada de alguien que nos dejaba copiar lo que hacía...
"Valeria pasá al escenario", fueron las próximas palabras que se escucharon.
El resto nos sentamos y dejamos que la escena ocurriera, esperando ver que fanstasmas iban a resonar esta vez en el grupo. ¿Qué pasa cuando nuestro ideal nos frusta? Un amigo.... un padre... un pintor. ¿Cómo nos sentimos cuando nos enteramos que ese ideal tiene una vida, que le pasan cosas, que es tan común como cada uno de nosotros? Esperamos de aquello que no nos desilusione nunca, pero el momento llegó y pasó y con eso la angustia y el llanto sentido sorprendidos y decepcionados.
Luego de un instante, en el que cada uno guardó dentro de sí la escena vivida, Juan Carlos volvió a susurrar "Jesica al escenario", sabía que en algún momento, todos ibamos a tener que enfrentarnos con nuestras escenas, y esta vez, como a Valeria, me tocó a mi. Traté de recordar cuál había sido mi escena anterior, qué de lo sucedido había resonado en mi, y que otros momentos no habían sido registrados. El tiempo empezaba a correr y la escena empezaba a cobrar vida. Algo de lo personal estaba en juego. Tristeza, angustia, decepción, desilusión, rencor, temor, escucha y perdón.... sentimientos encontrados y desencontrados... Por momentos pensaba si no tendría que haberle hecho caso a Daniela cuando me decía 'Fijate lo que vas a hacer, no te expongas demasiado' y a Juan Carlos cuando intentaba correrme de mi lugar diciendo 'y si no fuera tu papá quién sería?' . A pesar de todo yo me sentía con la seguridad y la confianza de querer enfrentarme con aquello a lo que tanto temía. Sabía que el grupo me iba a dar el sostén que necesitaba, al poner en juego una escena muy movilizante... y no me equivoqué.
La escena transcurrió y concluyó con mucha angustia. Pero feliz...
Por suerte esa frase que tanto resonaba en mi ¿estás ahí? empezó a tener una respuesta que esperaba encontrar...
sábado, 21 de junio de 2008
DE LA CRONICA DE PAULA
Comenzamos escondiéndonos, de que?
De nada en particular, sólo teníamos que escondernos.
Para que?
Para protegernos, para no exponernos, para no mostrar todo. Por miedo, vergüenza?
Todos nos cubríamos, y yo hecha un ovillo, me tapaba con un almohadón que dejaba ver todo, y cerraba los ojos como esos niños que en el juego, al taparse los ojos creen que desaparecieron.
Luego la escena, Juan dice mi nombre y mi corazón empezó a latir muy fuerte.
Me iba a encontrar con mi compañera de facultad, pero que detrás de ella eran muchas personas más.
Silvana, con la que compartí tantas horas de estudio y con la que me proyectaba en el tiempo tantas veces convirtiéndonos en grandes psicoanalistas.
Y caminando en esa calle imaginaria, casi como en un sueño, me encuentro con ella, y con ella todos los recuerdos afloran, haciéndome sentir una gran alegría. Los recuerdos me llevan a ver lo que logre y no de aquellos sueños compartidos.
Y hablando frente a frente, veo como en un juego siniestro se desvanece ante mis ojos, emergiendo una profunda angustia. Se iba, se iba otra vez!
Y aparece en su lugar, Mariana. Ella no me conoce, y yo a ella tampoco.
Volvé, donde estás?
Y sola nuevamente recorro mi calle, y otra vez creo verte, como tantas otras veces me paso y no eras. Pero ya no importa, no te alejes. Soy yo, una nueva persona distinta a la que conociste.
Tu mirada me sostiene, entonces, desde ahí, si puedo decirte adiós, despedirte.
Veo como te vas, ya no me siento sola, ni triste.
Voy a volver a verte…voy a volver a verte?
De nada en particular, sólo teníamos que escondernos.
Para que?
Para protegernos, para no exponernos, para no mostrar todo. Por miedo, vergüenza?
Todos nos cubríamos, y yo hecha un ovillo, me tapaba con un almohadón que dejaba ver todo, y cerraba los ojos como esos niños que en el juego, al taparse los ojos creen que desaparecieron.
Luego la escena, Juan dice mi nombre y mi corazón empezó a latir muy fuerte.
Me iba a encontrar con mi compañera de facultad, pero que detrás de ella eran muchas personas más.
Silvana, con la que compartí tantas horas de estudio y con la que me proyectaba en el tiempo tantas veces convirtiéndonos en grandes psicoanalistas.
Y caminando en esa calle imaginaria, casi como en un sueño, me encuentro con ella, y con ella todos los recuerdos afloran, haciéndome sentir una gran alegría. Los recuerdos me llevan a ver lo que logre y no de aquellos sueños compartidos.
Y hablando frente a frente, veo como en un juego siniestro se desvanece ante mis ojos, emergiendo una profunda angustia. Se iba, se iba otra vez!
Y aparece en su lugar, Mariana. Ella no me conoce, y yo a ella tampoco.
Volvé, donde estás?
Y sola nuevamente recorro mi calle, y otra vez creo verte, como tantas otras veces me paso y no eras. Pero ya no importa, no te alejes. Soy yo, una nueva persona distinta a la que conociste.
Tu mirada me sostiene, entonces, desde ahí, si puedo decirte adiós, despedirte.
Veo como te vas, ya no me siento sola, ni triste.
Voy a volver a verte…voy a volver a verte?
“…¿En que hondonada esconderé mi alma
Para que no vea tu ausencia
Que como un sol, terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
Como la cuerda a la garganta,
El mar al que se hunde.”
Jorge L. Borges
sábado, 7 de junio de 2008
DE LA CRONICA DE LILIANA
¿Estas ahí?
Estoy frente a la hoja en blanco, ante un vacío, un interrogante, ante la soledad, lo que no aparece y me despierta ansiedad por lo que no está, esta por venir, lo oculto que tímidamente va asomando, ¿de qué modo?, igual que aquellas sensaciones frente a al escenario vacío que me convocó a poner mi cuerpo siguiendo a las fantasías, ilusiones y temores velados.
¿A qué me tengo que enfrentar? A un espacio, a un tiempo irreal, no cronológico, a cerrar los ojos, y ver la oscuridad incierta que va esfumándose ante la alegría de esas manos que esperaba y finalmente encuentro.
Y otra vez escenas con fantasmas de impotencia, bronca, ganas de gritar; esa chica que juega a revelarse y que no se anima a jugar sus propios sueños.
¿Estas ahí? Dos palabras que me llevaron a recordar una búsqueda entre mundos de ilusiones y deseos, un camino de desencuentro, de alegrías y tristezas, de logros y frustraciones, de esperanzas y desilusiones, de lo que podría ser y no fue, en el difícil transito de aceptar lo que hay, tan distinto a lo que uno espera.
Pero… aparecen fantasías liberadoras, la magia de poder experimentar y recrear nuevas emociones en compañía de una mirada, de un gesto, de una palabra que me permite reflejarme en los otros.
¿Estás ahí? me busque y te busque, y por un ratito me crucé con tu mirada abrazo, que alivió mi tristeza.
Finalmente sigo construyendo nuevos puentes de invisibles redes de conciliación entre tu y yo, una vez mas, estas ahí?
Estoy frente a la hoja en blanco, ante un vacío, un interrogante, ante la soledad, lo que no aparece y me despierta ansiedad por lo que no está, esta por venir, lo oculto que tímidamente va asomando, ¿de qué modo?, igual que aquellas sensaciones frente a al escenario vacío que me convocó a poner mi cuerpo siguiendo a las fantasías, ilusiones y temores velados.
¿A qué me tengo que enfrentar? A un espacio, a un tiempo irreal, no cronológico, a cerrar los ojos, y ver la oscuridad incierta que va esfumándose ante la alegría de esas manos que esperaba y finalmente encuentro.
Y otra vez escenas con fantasmas de impotencia, bronca, ganas de gritar; esa chica que juega a revelarse y que no se anima a jugar sus propios sueños.
¿Estas ahí? Dos palabras que me llevaron a recordar una búsqueda entre mundos de ilusiones y deseos, un camino de desencuentro, de alegrías y tristezas, de logros y frustraciones, de esperanzas y desilusiones, de lo que podría ser y no fue, en el difícil transito de aceptar lo que hay, tan distinto a lo que uno espera.
Pero… aparecen fantasías liberadoras, la magia de poder experimentar y recrear nuevas emociones en compañía de una mirada, de un gesto, de una palabra que me permite reflejarme en los otros.
¿Estás ahí? me busque y te busque, y por un ratito me crucé con tu mirada abrazo, que alivió mi tristeza.
Finalmente sigo construyendo nuevos puentes de invisibles redes de conciliación entre tu y yo, una vez mas, estas ahí?
sábado, 17 de mayo de 2008
DE LA CRONICA DE VALERIA
Una vez mas retorno al camino del autoconocimiento. En esta ocasión la herramienta será el psicodrama; y con ello el desafío de arribar mi temor a la escena, a la exposición frente a la mirada de los otros.
Sin embargo me pregunto ¿qué miran los otros cuando me miran?, ¿acaso no debería librarme del temor cuando comprendo que con cada escena cada uno se remite a sus propios escenarios, a sus propias historias?, ¿no debería ser eso un motivo de alegria o un motivo para aumentar mi confianza? Ya que en este espacio el compartir es lo que enlaza, y a la hora de escenificar todos somos un instrumento que moviliza la historia propia y la de los otros.
En ese sentido, que bueno es contar con un espacio en el que uno explora con la certeza de que cualquiera sea la forma, será guiado y contenido.
También fue motivo de temor ingresar en un grupo que ya inicio un recorrido y que cuenta con una historia construida, con un discurso propio. ¿qué lugar vendré a ocupar aquí? ¿Cuál será el argumento que me validará en esta experiencia? Es casi como nacer en el seno de una familia nueva. La diferencia en tal caso podría hallarse en que aquí el discurso busca salir de la latencia y abre la puerta a nuevos discursos. Como una forma de abrir puertas y llevar luz a todo lo vedado. Alguien dijo que “más importante que la luz, es habitar la oscuridad” e inevitablemente esta frase me recuerda la clase anterior en que a la luz de las velas y con los rostros transformados por la penumbra nos zambullimos en los personajes y en los fantasmas que nos habitan.
Mi personaje decía “me gustaría aprender…” y en este “rescatar una frase”, rescaté una parte importante de mi deseo, la parte vacía e inconclusa de mi deseo. Un infinitivo que me cuestionó de allí en adelante, obligándome a responder qué quiero aprender, para qué, y cual seria el limite de dicho propósito.
Como siempre un sin fin de preguntas para cada crónica. Que más allá de ubicarme en el lugar de las respuestas y las afirmaciones me sume en un mar de inquietudes sobre mi persona, y sobre los otros, sobre el sentido de mi vida y sobre el deseo de transformar ese tiempo infinitivo, indeterminado, en un “de ahora en mas y en adelante”, o simplemente en un aquí y ahora mas pleno y saludable.
Sin embargo me pregunto ¿qué miran los otros cuando me miran?, ¿acaso no debería librarme del temor cuando comprendo que con cada escena cada uno se remite a sus propios escenarios, a sus propias historias?, ¿no debería ser eso un motivo de alegria o un motivo para aumentar mi confianza? Ya que en este espacio el compartir es lo que enlaza, y a la hora de escenificar todos somos un instrumento que moviliza la historia propia y la de los otros.
En ese sentido, que bueno es contar con un espacio en el que uno explora con la certeza de que cualquiera sea la forma, será guiado y contenido.
También fue motivo de temor ingresar en un grupo que ya inicio un recorrido y que cuenta con una historia construida, con un discurso propio. ¿qué lugar vendré a ocupar aquí? ¿Cuál será el argumento que me validará en esta experiencia? Es casi como nacer en el seno de una familia nueva. La diferencia en tal caso podría hallarse en que aquí el discurso busca salir de la latencia y abre la puerta a nuevos discursos. Como una forma de abrir puertas y llevar luz a todo lo vedado. Alguien dijo que “más importante que la luz, es habitar la oscuridad” e inevitablemente esta frase me recuerda la clase anterior en que a la luz de las velas y con los rostros transformados por la penumbra nos zambullimos en los personajes y en los fantasmas que nos habitan.
Mi personaje decía “me gustaría aprender…” y en este “rescatar una frase”, rescaté una parte importante de mi deseo, la parte vacía e inconclusa de mi deseo. Un infinitivo que me cuestionó de allí en adelante, obligándome a responder qué quiero aprender, para qué, y cual seria el limite de dicho propósito.
Como siempre un sin fin de preguntas para cada crónica. Que más allá de ubicarme en el lugar de las respuestas y las afirmaciones me sume en un mar de inquietudes sobre mi persona, y sobre los otros, sobre el sentido de mi vida y sobre el deseo de transformar ese tiempo infinitivo, indeterminado, en un “de ahora en mas y en adelante”, o simplemente en un aquí y ahora mas pleno y saludable.
sábado, 3 de mayo de 2008
DE LA CRONICA DE GABRIELA
Siempre me costó esto de mirar a alguien, pero de mirar de verdad!. Esa mirada que te quiere hablar sin palabras, ese mirar que te atraviesa los ojos y te mira por dentro.Creo que los ojos son las puertas del alma, y no es fácil andar por la vida metiendose en el alma de los demás, no?
.... Mi maldito inconsciente me traicionó una vez más, no pude soltarme del todo, no pude dejarme guiar, no pude abandonar esta personalidad avasalladora del "todo lo puedo yo"....
... poquito a poquito la cosa va tomando forma y color, esto se va transformando en dejar de ser simples individuos aislados, para ir transformándonos en un GRUPO....
.... Mi maldito inconsciente me traicionó una vez más, no pude soltarme del todo, no pude dejarme guiar, no pude abandonar esta personalidad avasalladora del "todo lo puedo yo"....
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