sábado, 5 de julio de 2008

DE LA CRONICA DE JESICA

Como cada sábado la clase comienza con revivir las escenas pasadas a partir de una crónica. No era casual, o si, que en varios encuentros se tocaran temas como el encuentro y el desencuentro, de amigas que estaban y se iban, de padres presentes y a la vez ausentes... Creo que no es en vano recordar frases como ¿estás ahi?... que tanto resuena en cada una de las escenas que fueron pasando.
El Caldeamiento se sumó a este encuentro. Reconocer nuestros apoyos, el espacio que recorremos, tpmar conciencia de lo que cuerpo nos pide. Luego cerrar los ojos y encontrarnos con un otro que nos da la espalda. Aprender a comunicarnos con ese alguien que tanto interés despierta en el grupo, desde el contacto con el cuerpo, guardando en la memoria cada registro. Después enfrentarnos, mirarnos, percibir la presencia del otro, observar cada movimiento y copiarlos, como si nos estuvieramos reflejando en nuestro propio espejo... pero en este caso, el espejo era cada movimiento y mirada de alguien que nos dejaba copiar lo que hacía...
"Valeria pasá al escenario", fueron las próximas palabras que se escucharon.
El resto nos sentamos y dejamos que la escena ocurriera, esperando ver que fanstasmas iban a resonar esta vez en el grupo. ¿Qué pasa cuando nuestro ideal nos frusta? Un amigo.... un padre... un pintor. ¿Cómo nos sentimos cuando nos enteramos que ese ideal tiene una vida, que le pasan cosas, que es tan común como cada uno de nosotros? Esperamos de aquello que no nos desilusione nunca, pero el momento llegó y pasó y con eso la angustia y el llanto sentido sorprendidos y decepcionados.
Luego de un instante, en el que cada uno guardó dentro de sí la escena vivida, Juan Carlos volvió a susurrar "Jesica al escenario", sabía que en algún momento, todos ibamos a tener que enfrentarnos con nuestras escenas, y esta vez, como a Valeria, me tocó a mi. Traté de recordar cuál había sido mi escena anterior, qué de lo sucedido había resonado en mi, y que otros momentos no habían sido registrados. El tiempo empezaba a correr y la escena empezaba a cobrar vida. Algo de lo personal estaba en juego. Tristeza, angustia, decepción, desilusión, rencor, temor, escucha y perdón.... sentimientos encontrados y desencontrados... Por momentos pensaba si no tendría que haberle hecho caso a Daniela cuando me decía 'Fijate lo que vas a hacer, no te expongas demasiado' y a Juan Carlos cuando intentaba correrme de mi lugar diciendo 'y si no fuera tu papá quién sería?' . A pesar de todo yo me sentía con la seguridad y la confianza de querer enfrentarme con aquello a lo que tanto temía. Sabía que el grupo me iba a dar el sostén que necesitaba, al poner en juego una escena muy movilizante... y no me equivoqué.
La escena transcurrió y concluyó con mucha angustia. Pero feliz...
Por suerte esa frase que tanto resonaba en mi ¿estás ahí? empezó a tener una respuesta que esperaba encontrar...

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