sábado, 23 de agosto de 2008

DE LA CRONICA DE DANIELA

"¿Cómo, ya se terminó la clase? preguntó alguien del grupo luego de haber experimentado una atmosfera de ensoñación conjunta, estando sumerjidos en una suerte de trance hipnótico, que se correspondió con las tres horas que duró el encuentro.
Comenzamos y terminamos refiriéndonos al tiempo... preguntándonos por el tiempo... ¿qué tiempo?.....¿el tiempo cronológico?... ¿el tiempo subjetivo?... ¿el tiempo robado?... somos tiempo, pero ¿será que acaso podremos controlarlo?.. ¿o nos será arrebatado de las manos?... ¿qué hacemos con el tiempo?... Reflexiones, interrogantes, enunciados sin respuestas aún...
Enunciados como la tan trillada frase "una mirada vale mas que mil palabras". Y así comenzó la clase: con un juego de miradas en el que uno debía seguir el dedo de su compañero sólo con los ojos... sin mover ni otra mínima parte de su cuerpo.... Díficil disociación, pero que abre un universo de fascinantes e inesperadas expresiones en cada uno de los rostros cuyos ojos bailan de un lado a otro a un compás marcado por el poder de quien guía y de quien puede disfrutar de este espectáculo.
Luego ese guiar podía ir acompañado del movimiento del cuerpo entero del portador de esos ojos sin perder la distancia entre el dedo orientador y su cara. Sensaciones diversas me atraviesan durante el juego: poder, dominación, ayuda... quizás algo de tensión al guiar y por otro lado, entrega, confianza... placer al ser guiada.
Después de experimentar distintas formas, distancias y posturas para observar el objeto silla, se pide que alguien conforme una figura en ella y que luego otro la complemente de diversas maneras. Es increíble cuántas interpretaciones, cuántos significados pueden otorgársele a una misma figura según como se la complete.
Es increíble la fuerza, el sentimiento, la carga emocional que tienen la mayoría de ellas. Siendo parte de la figura encuentro la compañía, al otro semejante, apoyo, contención. La música de piano, que no podía haber sido mejor elegida, atraviesa las figuras generando un clima profundo en cada una de ellas y sugiriendo a nuestros cuerpos a seguirla.
Finalmente, de las infinitas y diversas escenas que podrían haber surgido del momento anterior, sólo tres son jugadas.
Bien... hora de agregarle lo característico de los humanos... hora de agregarle las palabras, pero.... ¿qué sucede?... ¡sobran!
A través del habla se intenta crear una historia, seguir una lógica que no se corresponde con lo que pasa en el aquí y ahora. La palabra inmoviliza al cuerpo, le impide que siga expresando como lo hacía. Se pierden esas miradas tan ricas, esos silencios que lo decían todo. Queda la escena enredada en un discurso de un tiempo que no existe, pasando por alto lo que sí sucede en el tiempo real.
La palabra estorba... ¿y qué pasa con el tiempo?... ¿el tiempo?....¿cómo?... ¿ya se terminó la clase?

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